Los ricos vamos ganando by Antón Losada

Los ricos vamos ganando by Antón Losada

autor:Antón Losada [Antonio Losada Trabada]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788423420872
editor: Grupo Planeta
publicado: 2015-02-12T16:00:00+00:00


IV

Los perdedores deberían estar agradecidos

Para que los señores ganen deben perder los ciudadanos. En la sociedad que emerge de la crisis la riqueza no se reparte, ni siquiera se crea; se arrebata. El valor preferente que debe asegurar el modelo ya no descansa en la distribución o redistribución de la riqueza y las oportunidades, sino en su acumulación. La consagración de la economoral y el giro hacia una concepción punitiva del bienestar donde, además de necesitar la ayuda ha de acreditarse que se merece, operan como elementos legitimadores para un proceso infinito de acumulación de la riqueza donde despojar a los demás representa un acto de pura justicia.

Los ganadores se lo llevan todo porque se lo han merecido, sea por su talento, su imaginación, su esfuerzo, su carácter emprendedor o su capacidad de asumir riesgos y responsabilidades. La evidencia científica recientemente presentada respecto al hecho de que sea la herencia el principal factor que explica la acumulación incesante de riqueza en el capitalismo del siglo XXI (Piketty, 2014) ni siquiera empaña el relato moral a beneficio de los ganadores. Los señores se lo llevan todo porque es su derecho. Se lo han ganado con sus méritos.

Así pues, los perdedores deberían estar agradecidos porque, lejos de desentenderse de ellos y sin más obligación ética y moral que su propia conciencia, los ganadores no se olvidan de ellos y se muestran dispuestos a renunciar a una parte de su riqueza para proveer un sistema de asistencia y protección... siempre que se satisfagan previamente dos condiciones innegociables para los ganadores. El sistema asistencial ha de beneficiar a quien realmente lo necesite y quien reciba la ayuda ha de cumplir determinados requisitos respecto a su procedencia, condición, sexo, raza, creencias o condición moral que le hagan merecedor de la misma.

A los ricos no nos gusta pagar impuestos. Preferimos la caridad y la solidaridad. Los impuestos financian derechos que los ciudadanos acaban considerando de su propiedad y ejerciendo como si les fueran propios. La caridad y la solidaridad financian dádivas y concesiones que representan un derecho de los señores, jamás un derecho de los ciudadanos. Dependen siempre de nuestra voluntad, no de las demandas o de los votos de unos ciudadanos que saben que pueden perder los beneficios de la caridad de la misma manera discrecional que los obtuvieron. Los impuestos son obligatorios y anónimos. La caridad supone un ejercicio voluntario y se puede publicitar abundantemente a quién debe agradecerse. Además, la caridad suele poder desgravarse fiscalmente de manera extraordinariamente generosa.

En esta España neofeudal, que un multimillonario como Amancio Ortega done en 2012 veinte millones de euros a Cáritas para obras benéficas, que ejecutará a través de su propia fundación y desgravará fiscalmente, no sólo se convierte en una noticia de primera página sino que aparece presentado como un ejemplo que debería ser aplaudido. Sin embargo, apenas llegó a noticia que el Tribunal Supremo le condenase en 2013 a pagar 33 millones de euros a Hacienda por cantidades que eludió incluir en sus declaraciones de patrimonio de 2001/2003 valiéndose de una triquiñuela manifiestamente alegal.



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